El día martes a las 14:00 horas llegó a Madrid; Nicolás Massú, dejando atrás la opción de ver una semifinal del torneo de maestros que jugaba su pupilo Dominic Thiem.
Este es el fuerte compromiso de un capitán que confió desde que los tomo en la tercera división del tenis mundial y hoy lo tiene en la élite.
El viñamarino y el fuerte contingente de otras 10 personas que colaboran con el trabajo del equipo copero, comenzó con la operación Madrid justo una semana antes del debut.
Los encordados del yogurt de mora, la logística de Julio Videla y Mónica Krutmeyer, el calentamiento del profe luna, la atenta mirada del doctor Orizola, los consejos del ‘Chino’ o el sparring de lujo que es tener a Jorge Aguilar, son un complemento de un trabajo que no deja nada al azar.
La batuta es completamente dirigida por Massú, el chino colabora con acertados consejos técnico/táctico dentro de la pista y Aguilar entra a la cancha para completar el cuarteto que queda cojo cuando saltan a la cancha Barrios, Tabilo y Podlipnik.
El trabajo se divide en dos grupos, Garín y Jarry lo hacen de forma independiente pensando siempre en el desarrollo de singles, mientras el resto entrena situaciones de dobles con mucha realidad de juego.
Si bien el ambiente es algo distendido, el objetivo nunca se pierde vista, Massú no deja nada al azar y se preocupa de corregir cada golpe y estrategia de sus pupilos como si mañana fueran a disputar un punto.
Los primeros dos días han servido para aclimatarse a la cancha, las pelotas, el clima, jugar bajo techo que hace más rápida la bola y la altura de unos 600 metros aproximados que ya fueron estudiados por el capitán.
Mañana viernes se entrenará en los court principales y el sábado, domingo y lunes servirán para afinar los últimos detalles, Chile ya está en la órbita competitiva y sus integrantes ya comenzaron a dejar todo en la cancha.