Uno de los objetivos de cualquier coach, es que su jugador sea consistente.
¿Qué significa ese término?
Un tenista es consistente, cuando su juego no muestra grandes desniveles, o baches, durante un entrenamiento o partido.
Como queda de manifiesto, entonces, la consistencia se vincula a la estabilidad o solidez del rendimiento deportivo.
Pero para mí, calificar a un tenista de consistente también tiene otro significado.
La consistencia la asocio, en una segunda instancia, a la capacidad de sostener algo a través del tiempo.
Esto puede reflejarse, por ejemplo, en mantener el vínculo con un entrenador, a pesar de las dificultades que conlleva toda relación humana; no abandonar los rigurosos cuidados que exige la extensa carrera del deportista, o no cambiar de conducta aun conviviendo con el éxito.
De acuerdo a lo expuesto, la consistencia no solo tiene que ver con lo que ocurre dentro de la cancha, sino también con lo que sucede fuera de la misma.
Ahora bien, ¿cuándo un entrenador es consistente?
La respuesta se avizora más compleja, pues se ha escrito menos al respecto.
De partida, creo que un profesor de tenis demuestra consistencia, cuando cumple sus compromisos y sus palabras concuerdan con sus actos.
Un entrenador puede ser calificado como consistente, si su comportamiento resulta predecible, lo que lo transforma en una persona confiable.
Un coach que aplica la consistencia exige mucho a su alumno en diversos ámbitos, pero se impone un nivel de rendimiento igual, o superior, en lo relativo a sus obligaciones para con su pupilo.
¿Cuándo queda retratada esta situación en concreto?
Si, por ejemplo, el profesor demanda máxima intensidad y concentración en los entrenamientos, él no puede llegar tarde a las prácticas. Ni siquiera un minuto.
Es más, debe estar antes de la hora pactada, con todos los materiales requeridos, y tenerlos dispuestos antes del arribo del jugador.
Tampoco debiera responder mensajes, hablar por teléfono, ni desaparecer de la cancha por largos minutos, con la excusa de ir a la oficina del tenis a ver un tema administrativo, por citar un caso.
Cuando no existen contradicciones entre palabras y actos, el coach demuestra consistencia, con lo que se gana el respeto de su dirigido.
Pienso que para el entrenador, ése es el único camino para validarse ante los ojos de su alumno.
Porque es un hecho, que nadie puede exigir lo que no puede dar.
Y eso, a veces, cuesta entenderlo.
Arturo Núñez del Prado
Periodista
Profesor de Tenis
arturondp@gmail.com