Mi personalidad no calza con el periodismo
Marcelo Ríos
Hoy las noticias y los periodistas deportivos que cubren el tenis nacional están de fiesta, pues éste 2018 ha terminado muy bien para los dos principales jugadores chilenos: Nicolás Jarry y Christian Garín.
Es más, la revista SABADO tuvo en su portada a Garín, a quien le hizo un amplio reportaje.
Para los interesados, aquí va el link
Ahora, este aire festivo de la prensa es noticia para los no periodistas, pues hasta hace muy poco la cobertura que hacían de este tenista era vista por el medio tenístico como una excesiva presión, que dañaba no solo al profesional, sino a la persona que agarraba la raqueta.
Escuchemos a Garín:
“No la estaba pasando bien. Intentaba, pero no podía. Era como que había algo que me lo impedía. Sufrir es quizás una palabra muy fuerte. Hablando deportivamente, quizás sí. Lo que no pasa es que no estaba enfocado realmente en lo que estaba haciendo”.
Tras un par de años en que el periodismo nacional no le daba tregua con las comparaciones con otros exitosos juveniles, Christian empezó a planear irse a jugar fuera del país, partir de cero, pues no estaba logrando manejar este juego fuera de la cancha de tenis.
El noviembre del 2017 Emol se preguntaba ¿Qué pasó con Garin? y bajo este titular agregaba que “6 de los 8 tenistas del Masters Sub 21 jugaron el Roland Garros junior que ganó el chileno en 2013″.
Para que se hagan una idea del clima de la época, transcribo parte del artículo:
“Esta semana se está disputando el Masters Sub 21 en Milán, donde clasificaron los siete mejores tenistas nacidos desde 1996 en adelante y un invitado. Pese a que tenía la edad para estar, el chileno estuvo muy lejos de clasificar a este campeonato, debido a su mala temporada. Sin embargo, seis de los ocho tenistas que hoy están en este inédito evento, jugaron el Roland Garros donde el iquiqueño parecía alzar su carrera hace cuatro años. Andrey Rublev (37°), Karen Khachanov (45°), Borna Coric (48°), Hyeon Chung (54°), Daniil Medvedev (65°) y el invitado Gianluigi Quinzi (306°) son los que hoy juegan el Masters y que estuvieron en el campeonato que ganó Garin en 2013”.
Las comparaciones siguen en ese artículo, principalmente con Alexander Zverev, tenista que perdió la final con Garín en París y que en el 2017 ocupó el tercer lugar del mundo.
Garín decide despegar, avanza y termina en la escuela de tenis de Rafael Nadal.
El ibérico al poco andar señala que la raqueta nacional “tiene la capacidad de jugar y competir muy bien contra jugadores de un gran nivel como ya ha demostrado”, pero “necesita conseguir ser más estable mentalmente”.
A veces cuesta ponerse en el lugar de estos profesionales, pero por unos instantes imaginémonos que tenemos 20 años, que nos esforzamos por ganar al máximo, que sufrimos desconsolablemente al perder y que al abrir la prensa y las redes sociales, estas no solo critican tu juego, sino tu personalidad, mentalidad, autoestima… o como quieran nombrarlo…
Sí… son profesionales y ganan mucho $ por esto… dirán algunos… pero sería interesante saber que hacían los más críticos a esa edad…
Un coach de la talla del mismísimo Toni Nadal reconoce que “las expectativas con él son bastante altas, es un jugador de buen potencial, con talento”, pero en otros pasajes insiste en su “falta de consistencia y su inmadurez”, y lo remata meses después con su “falta de convicción”.
Really Toni?
En el medio nacional, Marcelo Ríos, famoso por su mala relación con la prensa y por su frase de que “en Chile a los ídolos no los sabemos cuidar”, alimenta a los periodistas deportivos señalando que si bien Garín “juega un huevo, todos sabemos que mentalmente es un poquito frágil, todavía. Yo creo que es un poquito de inmadurez”.
¡Gracias Marcelo!
Con estas declaraciones, no es raro que un joven profesional confiese que no sabía como tomar las críticas en sus inicios y agarre sus maletas para buscar nuevos aires, nuevos entrenadores, nuevas experiencias y una prensa que no se ensañe con sus errores.
Por ello, en búsqueda de mejores consejos para Garín, abro Bounce, libro de Matthew Syed y leo un capítulo llamado “The Curse of Choking and How to Avoid It”, que vendría a significar algo así como la maldición de bloquearse y cómo evitarlo.
Aquí Syed señala que uno de los aspectos universales de los bloqueos deportivos es que estos ocurren bajo extremas condiciones de presión, las que generalmente se disparan cuando un atleta enfrenta un momento crucial en su carrera deportiva.
¿Suena lógico?
En estas situaciones, de repente y de forma inexplicable, un jugador no puede realizar golpes ni ejecutar destrezas que ha entrenado y perfeccionado a lo largo de su vida.
Algunos describen que en estos momentos todo les sale mal, lo fácil… difícil….lo rápido… lento… y que después de insoportables instantes… se sienten las personas más solitarias del mundo… y quieren arrancar…
¿Cómo puede ser que después de tanto entrenamiento falle en el momento más importante de mi carrera?
La frustración y las distancias pueden empezar a jugarle una mala pasada a la cabeza y es aquí donde antes de escuchar a la prensa, conviene que los deportistas le presten oído a la ciencia.
Y sí somos optimistas… no estaría mal que también lo leyeran los periodistas deportivos….
“Russell Poldrack, a neuroscientist at UCLA, has conducted a number of brain-imaging experiments to trace the transition from explicit to implicit monitoring that occurs over many hours’ practice. He has discovered that the prefrontal cortex is activated when a novice is learning a skill, but that control of the stroke switches over time to areas such as the basal ganglia, which is partly responsible for touch and feel”.
Lo que dice el doctor Poldrack, básicamente, es que los deportistas usan distintas zonas del cerebro cuando aprenden un nuevo golpe o secuencia, y otras cuando este golpe o secuencia ha sido practicada tantas veces, que se ha automatizado.
Después de meses de entrenamiento un movimiento pasa de la memoria explícita a la implícita y a esta altura podemos decir que el jugador le pega de manera inconsciente a la pelota.
Así, cuando estamos aprendiendo un nuevo deporte, usamos nuestra memoria explícita -que activa nuestra parte frontal del cerebro- para retener las reglas y movimientos y si ya jugamos bien o a nivel experto, cuando fluimos en un partido, utilizamos nuestra memoria implícita.
El problema entonces, para un deportista del talento y del entrenamiento de Christian Garín, ocurre cuando un exceso de presión hace que se reverse el juego mental… y en vez de jugar con el sistema implícito… lo hace con el explícito… ya que los movimientos habitualmente ejecutados de manera inconsciente, pierden toda su delicadeza, toque y control, al hacerlos conscientes.
¿Qué me pasa?
¿Por qué no me salen los golpes?
Syed ilustra lo anterior recordándonos la final de 1993 entre Jana Novotna y Steffi Graff en Wimbledon.
Después de partir jugando como los dioses, Novotna, a medida que se acercaba la gloria, empezó a fallar… a jugar lento… a perder convicción y seguridad.
La prensa en ese entonces comentó que a Novotna le faltó coraje, uno de los síntomas de lo que Syed llama la reversión psicológica: el jugador, en vez de jugar con un mind-set experto, empieza a jugar con el mind-set de un novato, pues es lo que todos hacemos cuando estamos bajo mucha presión.
Si tenemos que caminar con una taza de café servida hasta los bordes por una carísima alfombra, lo normal es que para lograrlo -sin manchar nada- bajemos la velocidad y aumentemos la conciencia sobre nuestro cuerpo y movimiento.
Esto, que es muy adecuado para simples tareas como la anterior, es un desastre para el desarrollo de complejísimas tareas, como un saque o una devolución a máxima velocidad, pues para estas tareas se requieren infinitas coordinaciones que solo podemos ejecutar con precisión de manera inconsciente, pues nuestra conciencia no es capaz de manejar tanta información en un solo golpe.
Otro ejemplo del autor de Bounce nos lleva a la European Championship de 1996.
Aquí la prensa británica hizo pedazos a Gareth Southgate por fallar un penal contra Alemania.
Se le criticó su mal manejo de la presión -solo comprensible para un novato-, siendo que los estudios y experimentos científicos señalan que la presión solo beneficia el desempeño de los novatos y perjudica el de los expertos.
Con esto en mente, todos los que estamos interesados en el mundo deportivo, debiéramos sacar nuestras propias conclusiones, pues la excesiva presión que les estamos imprimiendo a nuestros deportistas, lejos de facilitarles su desarrollo, lo están perjudicando y enlenteciendo.
Aquí la prensa y los actores que se prestan para dar declaraciones tienen un tremendo desafío, pues de momento la solución parece ser que los deportistas y sus coach tengan que hacerse cargo del efecto de la presión externa en la salud intrapsíquica de los jugadores.
Garín, por fin, con un equipo adecuado, se está llenando de creencias positivas y potenciadoras y es por eso que todos los que amamos el deporte, somos responsables de seguir apoyándolo… en las buenas y en las malas… y en el próximo post mi idea es dar claves sobre el manejo de la presión de cara a la competencia.
¿Seguimos jugando?
Por: Sebastián Rodríguez
Fuente: https://coachingneurolinguisticodeestructuraprofunda.wordpress.com