Esta es la realidad de los tenistas chilenos que cursan carreras universitarias y, a su vez, practican esta disciplina representando a sus instituciones educacionales en las distintas divisiones que existen en el competitivo circuito estadounidense.
Si bien, varios jóvenes alcanzaron a volver a Chile antes de la suspensión de vuelos desde el país del norte, otros se quedaron. Es el caso de Sebastián Bunster. “En marzo me suspendieron las clases y dijeron que iban a avisar si había que volver o no. Los pasajes estaban caros, así que pensé en esperar a que estén más baratos, fue una mala decisión. El 30 de marzo compré para el 20 de abril. Luego dieron de baja los vuelos, y me dijeron que tendría que esperar hasta junio”.
Sebastián en este momento se encuentra en Miami, lugar del que no pudo retornar sus actividades por las descoordinaciones en la información que entregó la Universidad Saint Thomas, donde estudia international business y representa la institución en la división NAIA.
Sin embargo, Bunster afirma que “no estaba desesperado por volver. Pero, sí lo intenté, envié emails al consulado y no me respondieron. Estoy tranquilo. Vivo con un amigo español a quien le pasó lo mismo. Es duro pasar la cuarentena lejos. Por ahora hago clases de tenis en una academia, con todas las precauciones”.
Otro que optó por quedarse en Norteamérica fue Bruno Faletto, quien hace un par de años decidió hacer una pausa en el circuito profesional para estudiar en la Universidad de Saint Leo de Florida.
“Cuando empezó todo a fines de febrero, se canceló la temporada y las clases empezaron a ser en línea. Tenía todo el papeleo listo para empezar a trabajar haciendo clases de tenis en Nueva York, pero no tenía certeza de si iba poder hacerlo por la pandemia“, cuenta Faletto.
El sobrino del extenista Robinson Ureta tuvo que optar por viajar en auto desde Florida a Nueva York. Si lo hacía en avión, debía estar 14 días en cuarentena. “Iba a perder muchos días de trabajo. Afortunadamente, el primer año aquí pude comprarme un auto y viajé casi 2 días para llegar. Por suerte todo salió bien y ahora debo esperar el permiso para ponerme a hacer clases”, explica.
Faletto representa a su universidad en la división 1 (NCAA). En esta categoría se encuentran la mayoría de los tenistas que estudian una carrera universitaria, pero aún tienen intenciones de dedicarse al tenis de manera profesional. Él, afirma, que una vez terminada su pasantía en marketing, quiere volver al circuito donde llegó a tener 1 punto ATP.
En cuanto a cómo ve a la distancia la situación del Coronavirus en Chile, Faletto sostiene que “claramente no están bien las cosas allá. Al menos eso es lo que veo desde acá, aunque es una opinión que se repite con muchos países. Muchos amigos que tengo aquí me comentan lo mismo: su país tiene mal manejo de la pandemia”.
Los que volvieron
Uno de los últimos tenistas chilenos que lograron subirse a un avión fue Matías Soto, quién en febrero pasado integró el equipo chileno de Copa Davis, tras la baja de Cristián Garín por lesión, en la serie ante Suecia en Estocolmo.
Soto explica que el proceso para volver a Chile fue muy rápido y que fue clave la ayuda de la Universidad de Baylor donde estudia relaciones públicas.
“Llegué el 18 de marzo, en uno de los últimos aviones con chilenos desde Estados Unidos. Mi universidad se encargó de todo, consiguieron el pasaje desde Texas, que es donde estudio, hasta Copiapó”, cuenta desde su casa.
La cuarentena ha hecho que su planificación deportiva se vea afectada. Soto relata que “acabo de terminar de entrenar en el living de mi casa y no es lo mismo que pudiendo salir. La parte tenística se pierde, imagínate, ahora han sido dos meses, y pueden ser dos o más sin entrenar. No es fácil”, reflexiona.
Y agrega que “es frustrante, tenísticamente me sentía en un muy buen nivel. Me llevaron a Suecia a la Copa Davis, mi equipo iba muy bien en Estados Unidos, pero se frenó todo”.
Viajes del terror
Si bien, para Soto fue un trámite subirse al avión, hubo otros para quienes el retorno a casa fue más turbulento. Karl Wurth, tenista magallánico, confiesa que en el retorno a Chile llegó a pensar que se había contagiado. “Salí de Dallas, en el aeropuerto no había nadie, pero llegué a Miami y estaba lleno. Se suponía que iba a hacer 6 horas de espera, pero me quedé dos días. Tomé todas las precauciones, sin embargo en la espera tuve contacto con mucha gente. El vuelo a Santiago fueron nueve horas muy malas, todos con mascarilla. Tuve miedo de contraer el virus”.
Por fortuna Wurth se encuentra sano. Y cuenta, además, que ahora está a la espera que le confirmen cómo será el retorno a clases en el Seward County Community College, donde estudia business and economy. También está buscando el cambio a una universidad para jugar en división NAIA.
Wurth, juvenil número uno de Chile en 2016, asegura que “la cuarentena fue un garrón, pero sigo entrenando lo físico para volver más fuerte. El entrenador que tengo en Chile me ayuda a avanzar como a mí me gusta. Para mí no es tema esta pausa, siento que acá puedo avanzar bien y bien guiado”.
Sebastián Santibáñez integró en 2010 junto a Christian Garín y Bastián Malla el equipo campeón mundial sub 14. Después de un par de temporadas como profesional aceptó la beca de la Universidad de Lamar, en Texas, donde debía graduarse en mayo. “Estábamos a mitad de la temporada y teníamos un partido a la vista a mediados de marzo. La universidad nos informó que el match se suspendía y poco después que ocurría lo mismo con toda la competencia. Esto cambió por completo mis planes porque estaba a punto de graduarme y luego me iba a Alemania para jugar Interclubes. Tenía pasajes a Chile recién en agosto”, narra desde su casa en Santiago.
“Fue todo muy rápido, hablé con mi familia y mi papá me dijo que me viniera, que la cosa venía mal. Primó la voz de la experiencia y se lo agradezco. Igual fue complicado porque en Estados Unidos vivía con cuatro compañeros y teníamos un contrato de arriendo. Si nos íbamos había que avisar con un mes de anticipación. Eso fue complicado porque tuve que pagar por adelantado y dejar la llave debajo de la alfombra. Eché lo que pude en cuatro maletas y dejé muchas cosas allá donde viví cinco años. El viaje también fue una odisea. Por suerte un amigo me llevó al aeropuerto porque estábamos a más de una hora del lugar y no había taxis disponibles. En el embarque estuve con mascarilla y guantes, pero me asusté bastante. Cuando llegué a Chile no sabía si venía contagiado”, relata.
“La pandemia alteró todo el panorama. Debería estar graduado y viajando a Alemania. Era el fin de un lindo ciclo y el comienzo de una nueva oportunidad para ser tenista profesional porque pretendía jugar torneos futuros. Pero entiendo que esto es muy complejo, fuerza mayor, y habrá que esperar. Afortunadamente estoy en casa”, sostiene.
Estos cinco casos resumen la realidad de decenas de jóvenes chilenos estudian y hacen deporte universitario en Estados Unidos. Sólo queda espera que amaine la crisis sanitaria para que puedan volver a presenciales y, sobre todo, a competir.
Por: Rodrigo Hernández
Fuente: ADNradio.cl