El tenis ha cambiado mucho, a lo largo de su historia.
Sin embargo, en esta oportunidad me referiré solo a las que son para mí, las grandes revoluciones técnicas y tácticas que me ha correspondido presenciar.
Comencé a jugar tenis cerca de 1980, aunque varios años antes ya acompañaba a mis padres al club.
La primera gran revolución que me tocó vivir, fue el cambio en la preparación del derecho.
Inicialmente, era lineal.
La raqueta primero iba hacia atrás, se detenía en un cierto punto, y luego se dirigía hacia adelante para impactar la pelota.
La pérdida de energía resultaba considerable, pues cuando la raqueta se detenía atrás, había que moverla desde cero para que fuera hacia adelante, a impactar la bola.
Pero surgieron las preparaciones circulares, vigentes hasta hoy.
Éstas se caracterizan por su fluidez, ya que el movimiento no se detiene nunca durante el armado.
La estruendosa irrupción de André Agassi en el ranking ATP, marcó otro hito para mí como espectador.
Este pintoresco deportista vino a sacudir el tenis, trayendo consigo una bocanada de aire fresco, con su cabellera rubia y su extravagante forma de vestir.
Lo ciertos es que también se impuso dentro de la cancha, innovando al pegarle a la pelota cuando subía.
El interrumpir la trayectoria de la pelota durante su ascenso, sin esperar que comenzara a bajar, le permitía quitarles tiempo a sus rivales, y que su juego fuera extremadamente agresivo.
A eso, le agregó otra novedad para la época.
Utilizaba a menudo una volea de derecho con swing completo, y bastante top spin, desde la mitad de la cancha.
Ese golpe le daba la posibilidad de no perder la iniciativa al esperar el bote, cuando sus oponentes se defendían con pelotas altas sin mucha velocidad.
Alrededor de 1990, se comenzó a hablar del derecho invertido.
Ese tiro permite cubrir casi el 80 por ciento de la cancha, lo que transformó al tenis en un deporte muy ofensivo.
Su máximo exponente, en un principio, fue el español Alberto Berasategui. Y hoy lo es su compatriota Rafael Nadal.
La última gran revolución que me ha correspondido presenciar, es la entrada a la malla desde el fondo de la cancha.
Antes, solo se subía a la red con un tiro de aproximación, cuando la pelota picaba más o menos en la mitad de la pista.
Desde hace un buen tiempo, si los jugadores logran abrir al oponente por un lado, no titubean en jugar al lado libre y entrar a volear, aun si se encuentran ubicados cerca de la línea de fondo.
Cada día son más, los jugadores que han sumado esta variante táctica para cerrar con mayor prontitud los puntos en la malla, ahorrándose eternos peloteos que ocasionan un tremendo desgaste físico.
En la actualidad, el jugador debe ser completo. De lo contrario, casi no tiene posibilidades de triunfar.
Arturo Núñez del Prado
Periodista
Profesor de Tenis
arturondp@gmail.com