Todo lo que le das al tenis, también te lo das a ti mismo.
De tal manera que concéntrate en la pelota amarilla, y olvídate del celular. Enfócate en el tenis, y deja fuera los problemas.
Sumérgete en el partido, e ignora el ruido ambiente. El único sonido que necesitas percibir es el de las cuerdas, al impactar la bola. Desentiéndete de lo que ocurre en las canchas anexas. Dirige toda tu atención a mirar la pelota y observar a tu rival.
Empápate por completo de la experiencia, y agradece el estar en una cancha de tenis. Pero agradécelo estando ahí de verdad, con tus cinco sentidos puestos en el rectángulo de arcilla.
Disfruta cada bola como si fuera la última que vas a golpear, porque nadie sabe qué pasará mañana.
Enamórate del juego, no del triunfo. De esa forma, no abandonarás el tenis cuando los resultados sean adversos, y siempre sentirás placer al empuñar la raqueta.
Estudia y entiende este deporte, para que sepas cómo plantear un encuentro y contrarrestar lo que propone tu adversario.
Da lo mejor de ti siempre, pues cada partido o entrenamiento es una oportunidad única, que no se repetirá.
Así que toma conciencia y pon tu cuerpo, mente y alma en la cancha. Concéntrate, enfócate, sumérgete, empápate, enamórate, disfruta, apasiónate y reflexiona cada vez que juegues tenis.
Si lo haces descubrirás que, por un rato, todo lo que te preocupa desaparece y te invade mágicamente la paz, pese a que un partido es una auténtica batalla.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com