En estos últimos tiempos, en el ámbito deportivo estamos escuchando multitud de nuevas palabras, muchas de ellas de origen anglosajón. Ahora en lugar de salir a correr salimos a hacer running, y no vamos al gimnasio para hacer bicicleta estática, vamos al gym para hacer spinning. El mundo del entrenamiento no es ajeno a esta moda y hoy en día es muy frecuente escuchar términos como coaching, fitness coach o mental coach.
En principio, puede parecer que este tema sobre el lenguaje no tiene una gran transcendencia en nuestra labor como entrenadores, únicamente a algunos puede darnos un poco de rabia que se recurra a anglicismos, o se inventen nuevos términos, cuando en nuestra lengua tenemos palabras para ello. Sin embargo, si analizamos el motivo por el cual se emplean estos términos, nos damos cuenta de que puede ser más importante de lo que parece, y es que, en muchas ocasiones esto suele ser una estrategia de marketing para vender más (porque suena más moderno), para vendernos como nuevo algo que ya existía, o lo peor de todo, simplemente para vendernos humo.
Si ahora salimos a la calle y le preguntamos a alguien que es coaching, o más fácil aún, si ponemos éste término en Google, nos encontraremos con que la mayoría de resultados hacen referencia a un método de desarrollo personal y profesional aplicado principalmente en el mundo de la empresa y los negocios. Sin embargo, el coaching es un concepto mucho más amplio que hace referencia al proceso de entrenamiento a través del cual se buscan mejorar las habilidades o capacidades para un deporte o una actividad, es decir, lo que toda la vida se ha llamado entrenamiento. Por tanto, lo que hacemos cada uno de nosotros con nuestros deportistas cada día es coaching (entrenamiento), y nosotros somos coaches (entrenadores). Con esto no quiero criticar ese coaching más dirigido al ámbito psicológico (me parece una herramienta muy interesante de desarrollo personal y profesional), simplemente es un ejemplo de como un concepto que ya existía se convierte en algo novedoso, pudiendo desbancar incluso al concepto original.
Como entrenadores, creo que tenemos que reivindicar más nuestra figura, y no dejarnos arrastrar por corrientes o modas que tratan de utilizar nuevas palabras o lenguajes confusos que relegan el rol del entrenador a un segundo plano. En mi opinión, el entrenador siempre tiene que ser la figura principal en el entrenamiento de un deportista, y por tanto, es nuestro deber tener conocimientos, no solo en aspectos técnicos y tácticos de nuestro deporte, sino en todos los aspectos del proceso de entrenamiento. No estoy hablando de que todos tengamos que ser psicólogos, preparadores físicos, fisioterapeutas o médicos, y mucho menos que no tengamos que recurrir a expertos en cada una de estas áreas. Lo que creo que es necesario es tener una mínima base de conocimientos para ayudar a nuestros jugadores en todas las áreas importantes del entrenamiento. Además, si tenemos la suerte de tener a nuestro lado especialistas en cada una de estas áreas, el tener una formación amplia nos va a permitir comunicarnos de forma más eficiente con ellos, y, poder distinguir a profesionales cualificados de aquellos que no lo son.
Tener sentido común, conocer algunos conceptos importantes, y estar familiarizado con el lenguaje que se emplea en cada una de estas áreas del entrenamiento, nos va ayudar a distinguir rápidamente entre profesionales formados y personas que ocultan su falta de formación tras nuevos conceptos milagrosos o revolucionarios. Si necesitamos a un experto en el área psicológica, parece evidente que será más confiable un licenciado en psicología formado en psicología del deporte, con el que podamos hablar de qué destrezas psicológicas queremos que trabaje con nuestros jugadores, que alguien que se presente como “mental coach”, que nos prometa que tiene un método infalible llamado “top training mental method” (me lo acabo de inventar), con el que nuestros jugadores van a mejorar su rendimiento en una semana. De igual forma, si necesitamos un preparador físico, necesitaremos a un licenciado en actividad física y deporte con el que podamos hablar sobre qué capacidades físicas necesitan mejorar nuestros jugadores, en lugar de un “personal trainer” con un curso de nutrición de 10 horas y representante de una marca de batidos de proteínas.
Os dejo un corto de animación titulado “El vendedor de humo”. Es muy probable que conozcáis a alguien parecido al protagonista del corto…
Por: Rafa Martínez