Columna de Arturo Núñez: “Contratos y giras”

A la mayoría de los tenistas y profesores, les gustaría firmar un contrato con una marca de raquetas y otro con una de ropa.

Entonces, van a pedir contratos de ese tipo a distintas empresas.

Sin embargo, creo que ese enfoque es errado.

Yo pienso que antes de pedir, el jugador o profesor tiene que saber qué les puede ofrecer a esas empresas; cuáles son sus atributos; qué ganan contando con él, y cuál es su plan si se llega a concretar la alianza.

Si lo descrito resulta sólido y atractivo, es probable que sean reclutados por la empresa.

Pero muchos se presentan solo a solicitar implementación, sin nada concreto qué ofrecer.

Acostumbramos pedir primero, en vez de partir por lo que daremos.

Por otro lado, están los tenistas que compiten que buscan el apoyo de las empresas, para sus giras.

Estos deportistas reclaman airados y lanzan duras críticas hacia esas entidades, cuando no consiguen el respaldo financiero que persiguen.

Deben comprender que, en Chile, las necesidades son múltiples y los recursos, escasos.

Me encantaría que cada tenista que intenta destacar tuviera todo cubierto, pero la lógica indica que los recursos deben focalizarse en los que exhiben más condiciones, proyección y resultados.

Y eso deja afuera a muchos.

No basta  solo con tener ganas de iniciar una carrera en el tenis, para que el apoyo deba venir de inmediato.

Puede sonar anticuado, pero creo que eso hay que ganárselo.

No es un derecho.

Estimo que primero hay que mostrar seriedad, dedicación y algunos resultados, antes de pedir algo.

Si el apoyo llega antes de merecerlo, puede no ser valorado.

Además, las empresas no son instituciones de beneficencia, por lo que no pueden, ni están obligadas a apoyar a todos, sino solo a quienes estiman que les van a reportar un mayor retorno de acuerdo a su inversión.

Eso es lo normal.

Resulta muy loable tener y perseguir los sueños.

Pero según las estadísticas, de todos los que intentan destacar en el tenis solo un porcentaje mínimo, ínfimo, lo logra.

Eso lo deben tener claro padres y jugadores, para que no se engañen, ni los engañen.

Odio tener que ser yo quien se los diga.