Ya a fines de 2016 Nicolás Jarry venía mostrando mejoras sustanciales en su juego. Atrás quedaba una lesión que lo llevó a perder posiciones en el ranking y un trabajo ya destacado por Tenis Chile de su equipo compuesto por Martín Rodríguez y Mario Soto, lo han llevado a un muy buen pasar en 2017, llegando a las finales de los challengers de Morelos y Santiago, además de sus participaciones en torneos de Grand Slam (Roland Garros y Wimbledon) y en el ATP 250 Estoril Open.
Ahora bien, Jarry reconoció que en la actualidad su nivel de juego es de torneos challenger y a partir de lo exhibido en este último periodo, sólo era cuestión de tiempo levantar un trofeo en este nivel. Hoy, el tenista nacional por fin lo consiguió en Medellín, tras vencer por 6-1, 3-6 y 7-6(0) al brasileño Joao Souza obteniendo así el primer individual de esta categoría tras los intentos antes señalados de este año y el subcampeonato en Quito 2014.
Es importante mencionar que esta es la quinta vez que Jarry gana en torneos Challengers. Los cuatro títulos previos fueron jugando por dobles (Santiago 2014, junto a Christian Garín; Córdoba 2014, con el brasileño Marcelo Demoliner; Cali 2016, con nuestro Hans Podlipnik y Santiago 2017, acompañado de otro compatriota: Tomás Barrios).
Además, el chileno adicionó los 80 puntos ATP, que sumados a los 35 obtenidos en Wimbledon, lo llevarán a escalar al lugar 141° del ránking masculino aproximadamente, convirtiéndose en la mejor posición de su carrera. Todo un mérito, considerando que sólo desde febrero a la fecha subió casi 180 puestos. Ni hablar hacia atrás: recordemos que hace precisamente un año, estaba relegado al casillero 619, sin confianza, con problemas físicos y con más dudas que certezas.
Reitero lo comentado para Tenis Chile a inicios de temporada: Nicolás Jarry ha mejorado en temas muy específicos como movilidad, toma de decisiones, no tener miedo a “perder la iniciativa”, se ha convertido en un jugador “todo terreno” y con variedad de tiros, tiene versatilidad, mentalidad ganadora, garra, fuerza y una condición física envidiable, además de un biotipo de jugador moderno que nos hace pensar que nuestro tenista está para cosas grandes.
Tiempo al tiempo y a los críticos de escritorio y redes sociales: paciencia… no estamos ante un “arrugón”, tenemos en frente a un futuro top 100, que podría entregar muchas alegrías a Chile en un deporte que en el último tiempo solo ha dado malas noticias fuera de la cancha.
Y no sólo eso: estamos ante un chico que vive el tenis las 24 horas del día los 365 días del año, que se contacta permanentemente con su staff técnico para retroalimentarse en lo técnico, táctico, físico, alimenticio y mental, siempre dispuesto a entrenar y evolucionar en su juego: un trabajador incansable, por excelencia. Siento que Jarry está en un 2017 promisorio y ya la siguiente temporada será el punto de inflexión en su carrera.
Por Rodrigo Sánchez