Me da pena que el tenis chileno siga estancado en una crisis terrible.
Me da pena que esta crisis toque a todos los estamentos: tenistas, futuros tenistas, entrenadores, padres, dirigencia, árbitros, empleados de distintas áreas y un montón de colaboradores externos.
Me da pena saber que para la Copa Davis no existe “ningún peso” y que se mantienen deudas de dineros en la serie de Talcahuano en 2015 por ejemplo. Existan acuerdos o no, tengo rabia de que exista un margen de dudas en un tema tan sensible como las platas.
Me da pena escuchar de boca del anterior presidente de la Federación Ulises Cerda, que el tenis está sin auspicios, porque las empresas han perdido la credibilidad de un deporte que dirigencialmente no es blanco, ni “transparente”. Para nada.
Dicho esto, me da rabia que la nueva directiva este asociada a un ladrón de “cuello y corbata” como José Hinzpeter que hipotecó Cerro Colorado y se llenó los bolsillos gracias a la “Generación Dorada” e ingresos por distintos conceptos, asociados a lo que Ríos, Massú y González construyeron. Ni hablar de los negocios turbios. Qué impotencia, Carlos Herrera debe estar revolcándose en su tumba.
Qué impotencia deben sentir el mismo Herrera (fundador y precursor de una iniciativa en San Miguel que hoy resulta muy exitosa en Europa, bajo la denominación de “Academia”), además de la gente que trabajaba en la tienda de tenis, cancheros, pasapelotas, entre otros funcionarios. No debemos olvidar que quedaron sin fuente laboral y hoy la situación y el escenario no son de los mejores en ese ámbito. Qué impotencia no tener los recursos suficientes para enfrentar el día a día para una persona cesante.
A propósito de lo recién señalado con mucho pesar he podido apreciar que se han cerrado clubes como el ya mencionado en San Miguel, el más antiguo de Chile (International Sporting Club, reabierto y tratando de sobrevivir con aporte municipal), más de la mitad del Estadio de la Contraloría, entre otros que se mantienen con mucho sacrificio.
Más aún, me da pena observar las canchas de tenis de Cerro Colorado, no sólo por su superficie, sino también sus dimensiones mal calibradas, gradas y la soledad del lugar…
Me da pena constatar que después del magistral robo del señor Hinzpeter, haya sido electa polémicamente como suele suceder en nuestro tenis, una directiva que tuvo sólo un año para tratar de sanear el desastre que dejó la administración anterior.
Es más, me dio pena ver a Ulises Cerda atado a la figura de un interventor, teniendo que someterse a los ajustes presupuestarios de un tipo que sólo ve los números y no tiene idea lo que significa pasar hambre, frío y sueño en una gira Cosat, o quizás, a los padres de los Juniors tratando de abrigarse o protegiéndose de la lluvia en los torneos de cada una de las categorías a lo largo y ancho de nuestra geografía.
A su vez, me da rabia constatar que se vendió la pomada con temas tan sensibles e irrisorios como el bus “caza talentos”, el cual ni siquiera recorrió un par de metros. Tejedores de ilusión, una cosa es prometer y otra cosa muy distinta jugar con las expectativas de mucha gente que sueña con un futuro mejor, dedicándose al tenis o no.
Me dio mucha rabia la postura de Ulises Cerda de entregar sólo exclusivas a El Mercurio. En Chile existen más medios de comunicación que merecen aunque sea una respuesta vía telefónica.
Me da pena no ver a ningún tenista nuestro jugando en torneos grandes. Ya ocurrirá, algún día…
Me da pena mirar el calendario hacia atrás y darme cuenta que durante más de una década no se hizo nada. También siento tristeza de saber que las personas que estaban a cargo del tenis nunca tuvieron un gesto de nobleza y dieron un paso al costado.
Qué rabia me da que hace unos pocos días fue electa una nueva directiva vinculada al personaje siniestro que se llenó los bolsillos con plata de nuestro tenis. Ya este medio mencionó a Enrique Liberona y Matías Bobadilla, hijo de Ximena Orellana, que trabajó con Hinzpeter y se llevó una tajada de la torta… amor por conveniencia. El señor Rojas debería pensarlo y meditarlo detenidamente. El problema es ¿Quién diablos asume?
Más pena me da el haber perdido dirigentes como Andrés Fazio, Raimundo Achondo y Neven Ilic, los cuales trataron de salvar al tenis de la caída al precipicio. Hubo un oasis de claridad, pero me da demasiada pena que ese trabajo fue cercenado por parte de unos pocos.
Y no sólo eso: se “adueñaron” del tenis y después vino el descalabro…que pena.
Me da impotencia el constatar quienes son esas personas. La opinión pública también lo sabe. Sin embargo lo que más pena me da es que saldrán impunes. Una vez más.
Por: Rodrigo Sánchez