A veces, no hace falta que nos mimen, “apapachen”, comprendan, den gusto o celebren todo.
Al contrario.
En ocasiones, lo que necesitamos es que alguien no sea complaciente, se ponga firme y nos diga “¡basta!”, “¡hasta cuándo!”, “¡abúrrete!”, “¡córtala!”, “¡termina!” y nos remeza con sus palabras, nos haga entrar en razón, nos comunique lo que no queremos escuchar, y nos obligue a asumir nuestras responsabilidades y culpas de una buena vez.
Eso nos causará enojo en un principio, pero con el tiempo lo agradeceremos.
Digo esto, a propósito que Christian Garín vuelve a cambiar de coach.
Este jugador chileno, ha tenido a connotados entrenadores junto a él. Pero al parecer ninguno le sirve, pues el vínculo no dura mucho.
Entonces, nada se consolida y su proceso de cambio queda a medio camino, trunco. Y, lógicamente, su juego nunca encuentra estabilidad.
Así que basta, Garín. Por favor, basta.
También les digo basta a los jugadores que hacen lo que les da la gana en la cancha, sin obedecer las directrices que les da su entrenador que los mira de afuera en los torneos, y después se lamentan cuando pierden, esperando que el coach los consuele.
El entrenador no debe consolarlos, puesto que no es responsable de lo sucedido, ya que fue ignorado y eso es una falta de respeto. Tiene todo el derecho a estar molesto. Más bien merece que el jugador le pida disculpas, en vez de preocuparse de las penas de su pupilo.
¡Basta! Un profesor de tenis no tiene por qué tolerar todo, aunque sea un docente. Antes que eso, se trata de un ser humano.
Tal vez, algunos me encuentren parecido al personaje de Tom Hanks, en la película “Un vecino gruñón”, ya que expreso con firmeza y seriedad mis puntos de vista.
Puede ser.
Pero lo cierto es que con tanta flexibilidad imperante, nos estamos yendo a la punta del cerro en demasiados ámbitos.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
