No concuerdo con ciertas creencias que rondan en el tenis.
Se piensa que solo los campeones, los exitosos, cosechan una recompensa.
Pues a mí, el tenis no me dio grandes triunfos, fama, ni copas.
Pero me reservó un valioso regalo, escondido entre el dolor de no conseguir mis objetivos: me enseñó a ser un buen perdedor, uno digno, noble, no uno histérico, maleducado, ni irrespetuoso.
Aprendí a tomar la derrota como parte de la vida, como una posibilidad que se debe aceptar.
Entendí que cuando se hace todo lo posible, no hay nada que reprocharse.
Y que en ese caso, solo queda recibir con los brazos abiertos, lo que el destino tiene preparado para uno.
Desde mi perspectiva, no se necesita a los rivales para demostrar que se es superior a ellos.
Requerimos a nuestros oponentes para alcanzar nuestra mejor versión como tenistas, para calibrar cuánto ha avanzado nuestro juego desde el último torneo, y descubrir qué nos han aportado los entrenamientos y nuestros coaches.
Mucho se habla sobre la capacidad con que debe contar un profesor, para adaptarse a sus diferentes alumnos.
Pero nadie le explica a ese entrenador, que la adaptación tiene límites.
No se le aclara que puede adaptarse, pero sin perder su personalidad, traicionar su esencia, ni su visión del tenis.
Si deja de ser él por agradar a otros se vuelve un impostor, un mentiroso, una persona falsa.
En ocasiones, no hay que esforzarse tanto por encajar con un alumno, ni en un lugar. Tal vez, lo mejor sea entender que algunos vínculos no prosperan, y que ciertos sitios no son para nosotros.
Cuando está disputando un torneo, el jugador se halla bajo presión por lo que resulta normal que se “nuble”, y no encuentre soluciones.
Quien debe dar esas respuestas tácticas es el coach, quien mira de afuera.
Pero lo que escucho casi siempre son solo reiterados “vamos”.
Contra lo que muchos creen, la función del coach no es solo la de alentar.
Si su labor fuera solo la de animar, el jugador podría ir acompañado de un amigo, su madre o pareja y sería lo mismo, o mejor.
Y mucho más barato.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com